20.5.11

Me mira. Lo miro. Ambos reímos. Es algo común en nosotros. Nos reímos cada segundo. Quizás no reír a carcajadas, pero siempre que nos miramos de reojo, cuando nuestras miradas se cruzan, una sonrisa se asoma de entre sus labios, lo que hace que yo sonría también. Siempre igual. Hablamos, la mitad de veces no decimos más que tonterías, pero siempre acabamos riendo. Cuando permanecemos en silencio, es lo mejor, porque seguimos mirándonos y sonriendo. Y jamás, lo sé, jamás nadie me contagiará una sonrisa tan fácilmente como lo hace él, porque él es diferente, él es único, me hace reír tanto con sus palabras como con su silencio, y eso no es capaz de hacerlo cualquiera.
¿Por qué? Porque le quiero. Y no hace falta que diga nada, con una simple mirada lo dice todo.